Vanidad, ese oscuro y perfido tesoro
que guardas en tu pecho bien escrito
en góticas enormes letras de oro
que se leen solamente con un grito
Vanidad, dime tu, el del espejito
del oír solamente las felices
palabras rimbombantes que te dices
cuando es que consigues auditorio
para ese innato talento de oratorio
de cátedra solemne, inmaculada
como si los otros supieran casi nada
de eso que tu sabes toneladas
vanidad, hermana del orgullo intolerante
sobrina directa del saber pedante
que piensa que todo el mundo es un imbécil
que nunca podrá saber bastante
vanidad, cadena de grilletes muy pesados
que impiden que tu paso vaya lejos
que ciegan con el brillo del espejo
a todos los Narcisos embobados
Me libre el que toque que me libre
de llevar esos grilletes desgraciados
no quisiera estar preso de candados
que impidan mi volar eternamente
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