Los romanos daban a los gladiadores que sobrevivían a su décimo combate,
la libertad, y una espada de madera. Era un gran honor y un reconocimiento
También la recibían los maestros por decisíon de sus discípulos
La llamaban Rudis, en latín. Una especie de medalla sin valor intrínseco que
tuviera relación con los tremendos sacrificios hechos para conseguirla
me he pasado la vida, toda entera
peleandome con unas y con otros
cogido de las crines de los potros
luchando por mi espada de madera
el surco lo labré siendo mis bueyes
sembré lo que sembré, pacientemente
busque las aguas dulces del torrente
confiando en la natura y en sus leyes
el tiempo se llevó, amor y mieses
la fruta en los cajones del mercado
parece un alto precio el que he pagado
por la ilustre, roja espada de madera
por eso, pregúntome si valen las batallas,
las luchas despiadadas cuerpo a cuerpo,
el riesgo alucinante de ser muerto
por el júbilo feroz del coliseo.
tan solo por tener, cuando me muera
al lado de la cama, cual bravo centinela
que para el corazón y el alma vuela
la bella y reluciente, espada de madera
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