lunes, 25 de octubre de 2010

La Paloma

hoy camino de buscar el pan
cuando la tarde se ausentaba
ví una paloma, vieja ella, calentándose en la rejilla de la cloaca
debajo de un coche.

tenía la cabeza gacha, sus plumas eran negras y sin brillo, y seguramente muy escasa de fuerzas, pagaba el precio de estar a merced de los gatos callejeros a cambio de procurarse el calor en la fría tarde del otoño que se ha instalado ya en barcelona

mientras me alejaba sentí pena por ella, (y eso que no me gustan las palomas, al menos las de la ciudad)
pero aquello no era una bandada de pícaras, era una sola, y cuando la multitud se esfuma la indiferencia decrece.
tal vez me dolío su indefensión, tal vez pensé en el ocaso de mi propia vida, o tal vez me salió el jinete del rocinante que siempre llevo dentro, el caso es que me partió el alma

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