ese perfume amado
por la punta de la nariz
y te deja tieso
como un perdiguero que apunta una presa
cierras los ojos
hueles
hasta que lo pierdes, y tu mirada
se llena de nostalgia
y vienen a ti como las golondrinas en el verano
en bandadas tus recuerdos
y vas al papel y piensas en ella
y la razón te abandona
y ya nada te importa

pero sabes que la quieres
que siempre la has querido
que no hay otra como ella
ni habrá
que las aspirinas son aspirinas
y los trenes son los trenes
Lo malo del asunto
es que empiezas, (como el perro)
a caminar con la nariz en alto
buscando
el dulce perfume aquél
No hay comentarios:
Publicar un comentario