
fugándose cobarde el sol
dejando en el arrebol
la huella de su perfidia
siento una especia de envidia
de ese andar interminable
en la quietud insoportable
que me tiene, aqui , anclado
los años que han pasado
nunca transcurren al cuete
pero siento que mi flete
se siente inquieto y nervioso
su corazon generoso
me pide rienda, que vuele
que mi hielo se deshiele
y ese fuego vuelva a arder
tengo ganas de correr
aunque ya no tenga aliento
sentir las clinas al viento
por una última vez
(o dos)
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