a pesar de no ser de joyería
que no suelo lucir metalería
de ninguna de las clases
pero un dia, alli en el rastro
de San Telmo, descubría
un medallon, de plata, y parecía
que estaba hecho a mi medida
me lo compre, y barato no salía;
fue un flechazo veloz que de repente
me lo puso de corbata simplemente
con la cadena de perro que traía
No lo usaba, de hecho lo tenía
guardado en un cajón, como un señor
Tal vez no fuera por su valorpero a mi modo, era una cosa que quería
Desaparecío, del cajon, un negro día
algún alma codiciosa lo pilló
que incapaz de pedirlo, lo robó
y con él, un poquito de alegría
La vida me enseñó, aunque tardía
que se trata de perderlo casi todo
se van cayendo las cosas en el lodo
del tiempo, y el destino cada día.-
Igual que aquella joya, yo tenía
una que conseguí, por un portento
de milagro, asombro, maravilla y cuento
y no obstante, tuve que ver que la perdía
No sufro el medallón, ya me resigno,
de no llorar sobre la leche derramada
de mis dos joyas, ya no me queda nada
tal vez sea mejor, para mi vida
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