Soy como ese perro distraído
que de tanto vagar
se había perdido
camina por las calles, aturdido
sin saber, si ha podido pasar
por este lugar desconocido
levanta la nariz, abre el oído
procura sin remedio recordar
ese largo camino recorrido
y sigue su periplo arrepentido
de no haber guardado en su mirar
los lugares en los que ha vivido
Y de pronto, ese perfume perseguido
le atropella el instinto, hasta estallar
en un cielo que le resulta conocido
Es muy bueno volver a lo querido
al hueco de tu cama, a tu hogar
a la dulce caricia sin olvido
Tal vez como el perro ese, perdido
haya podido mi alma derrotar
los negros nubarrones de su olvido
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