en esta noche silente y tan oscura
busco incansable alguna luz, en vano
tentando va mi pobre mano
el cuarto diminuto de mi encierro
aquí la reja, con su frío hierro
allí el camastro de madera dura
mitad de un libro, es mi literatura
y no hay ventanas, no hay soles, ni hay lunas
piedras marcadas de llantos y de hambrunas
un techo eterno, aprendido palmo a palmo
en el infierno del insomnio calmo
y una letrina sin puerta ni privado
pero en el lóbrego foso despiadado
donde no llega compasíon divina
a veces, mi locura se imagina
que oye su risa, un instante solo!

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