tengo en la panza
de pronto, mariposas
que me despeñanen un vértigo sin fín
con una estúpida
alegría alborozada
que no se explica
mas que por un berretín
que simple puede
ser el pobre ser humano,
que poco basta
para hacerlo muy feliz
aunque la noche
y la canción desesperada
te esté esperando
cuando vuelvas al redil
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