ese nombre tuyo que me sigue
como un eco que resuena
como un redoble de penas
que acompaña a mi dolor
late y late y no se muere
ni se apaga ni decrece
y la noche no parece
que pudiera terminarse
suena y suena y se repite
como un mantra milenario
que sonara en un santuario
dedicado a aquel amor
como una gaviota a un barco
que se dirige al confín
me sigue como un delfín
por delante de la estela
sin importarle la vela
ni el timón ni la derrota
siempre está allí la gaviota
de lirio blanco plata y oro
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