Que duro se vuelve, vivir sin tenerte
conmigo pegada, como mi otro yo
a veces estiro, la mano extrañada
porque no te encuentra, donde estabas vos
y la vida sigue, ninguno se muere
la herida se cierra, sin tener doctor
pero a veces cuando, tu recuerdo viene,
mi queja se asoma, diciendo bajito
y si acaso tal vez, que tu hubieras movido
una sola casilla, ese peón de la torre,
yo no hubiera perdido, así la partida
y con algo de suerte, duraría todavía
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